En los últimos meses, muchas personas que acuden a mi consulta psicológica en Barcelona llegan con una preocupación común: “Me cuesta concentrarme, se me olvidan las cosas, y no rindo como antes”. Automáticamente lo asocian con el estrés, y aunque el estrés puede ser un factor importante, no siempre es la única causa de la falta de la concentración.
Desde mi enfoque integrador, que combina la neuropsicología y las terapias contextuales, exploro junto a cada persona qué está ocurriendo a nivel emocional, cognitivo y corporal. Porque detrás de la dificultad para concentrarse puede haber más que “mucho trabajo” o “una mala racha”.
La atención no es solo una función mental: es un síntoma de algo más profundo
Concentrarse, recordar, tomar decisiones… son funciones cognitivas que necesitan de una base emocional estable. Cuando algo nos preocupa, nos abruma o simplemente no se resuelve en nuestro mundo interno, nuestra mente empieza a bloquear recursos para priorizar la supervivencia. En otras palabras: si emocionalmente estoy desbordada, mi cerebro no va a priorizar el enfoque ni la memoria.
Y aquí es donde muchas personas se frustran. Se esfuerzan más, duermen menos, intentan “organizarse mejor”… pero la niebla mental persiste. Porque el problema no está solo en la agenda, sino en lo que hay detrás.
¿Cuándo la falta de concentración puede indicar algo más?
Como psicóloga clínica, observo distintos factores que pueden estar afectando la concentración y no siempre se identifican a simple vista:
Ansiedad crónica o latente
Muchas veces, la ansiedad no se presenta como ataques de pánico, sino como una incapacidad para sostener la atención, pensamientos intrusivos y una sensación constante de urgencia.
Estrés emocional no procesado
Eventos de la vida reciente (pérdidas, rupturas, cambios) pueden dejar una huella emocional que interfiere con tu funcionamiento cognitivo, incluso si no te das cuenta conscientemente.
Trastornos del estado de ánimo
La dificultad para concentrarse es uno de los síntomas más comunes en la depresión, y también puede aparecer en distimias o trastornos mixtos ansioso-depresivos.
Aspectos neuropsicológicos
Desde mi formación en neuropsicología, también exploro si existen alteraciones atencionales relacionadas con el funcionamiento ejecutivo, la memoria de trabajo o el procesamiento sensorial. En algunos casos, la dispersión mental tiene raíces neurológicas que se confunden con el estrés común.
¿Qué puedes hacer si notas que tu mente está “en otro sitio”?
Evaluación neuropsicológica personalizada
Cuando alguien llega a consulta diciéndome que no logra concentrarse, mi primera tarea como psicóloga especializada en neuropsicología es comprender con precisión qué está ocurriendo a nivel cognitivo. No todas las dificultades de atención tienen la misma causa ni la misma solución.
Por eso, realizo una evaluación neuropsicológica adaptada a cada persona, que me permite valorar con detalle:
- La calidad de la atención sostenida y selectiva
- El estado de la memoria de trabajo y la memoria a corto plazo
- El funcionamiento de las funciones ejecutivas (planificación, flexibilidad cognitiva, toma de decisiones)
- La velocidad de procesamiento y la fluidez mental
Esta evaluación no es invasiva ni fría; es una herramienta clínica para diseñar un acompañamiento que no se base en suposiciones, sino en datos y observación clínica rigurosa. Nos ayuda a diferenciar si se trata de un agotamiento mental transitorio, un cuadro de ansiedad o depresión, o si hay indicadores de alteraciones cognitivas que necesitan un tratamiento más específico.
Terapia psicológica basada en la evidencia para la concentración
Una vez comprendemos lo que está ocurriendo, diseño contigo un proceso terapéutico individualizado. Utilizo modelos terapéuticos con respaldo científico, pero aplicados desde la humanidad y la escucha real.
Entre ellos, destaco dos enfoques que trabajo con frecuencia en consulta:
- Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): no se trata de eliminar el malestar, sino de relacionarte de forma distinta con tus pensamientos y emociones. Aprendemos a hacer espacio a lo que sientes y a enfocarte en lo que realmente te importa, incluso cuando tu mente está inquieta.
- Terapia Focalizada en la Compasión: muchas veces, detrás de la autoexigencia y el agotamiento mental, hay un tono interno duro, crítico. Con este enfoque te acompaño a cultivar una relación más amable contigo misma/o, que favorezca la calma y el autocuidado sostenido.
No es una terapia rápida ni mágica, pero sí profunda y transformadora.
Regulación emocional y entrenamiento atencional
La atención es un músculo que también se entrena, pero no desde la exigencia, sino desde la conexión. En mi consulta combinamos ejercicios de:
- Mindfulness aplicado a lo cotidiano, para que aprendas a volver al presente sin forzarte
- Compasión somática, que integra cuerpo y emoción para que puedas regularte sin reprimirte
- Técnicas de reestructuración cognitiva, donde identificamos y cuestionamos esos pensamientos que sabotean tu enfoque o te llevan al bucle del “no soy suficiente”
Todo esto lo adaptamos a tu estilo de vida, tus valores y tu momento vital. Porque no existe una sola forma de atenderte mejor, pero sí existe la tuya, y la construimos juntas/os.
No, no es solo estrés. Es una señal de tu sistema
A lo largo de mi experiencia como psicóloga en Barcelona, he visto cómo muchas personas normalizan un nivel de desgaste que no es normal. Llaman “estrés” a lo que en realidad es:
- Una señal de agotamiento emocional profundo
- Un estado de hipervigilancia sostenida por la ansiedad
- Una desconexión del cuerpo que se manifiesta como confusión o apatía
- O incluso, una manifestación precoz de síntomas depresivos o traumáticos
Escuchar esas señales es un acto de salud mental. Ignorarlas por más tiempo solo conduce a mayor desconexión y sufrimiento.
Reconocerlas no es fracasar. Es reconectarte con lo que tu cuerpo y tu mente necesitan de verdad. Y ese paso, aunque pequeño, es un acto de valentía y de cuidado.
¿Necesitas ayuda para recuperar tu claridad mental y concentración?
Como psicóloga en Barcelona especializada en neuropsicología y terapias contextuales, puedo ayudarte a entender qué está detrás de tu dificultad para concentrarte y trabajar contigo para restaurar el equilibrio que necesitas.
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No tienes que seguir luchando a ciegas con tu mente. Hay formas de volver a ti, con cuidado, con ciencia y con humanidad.